Adentrándonos en la cultura Muisca

Resignificación del Territorio
El árbol de la ilusión y la abundancia
Los abuelos ven que existe el árbol de la ilusión y la abundancia y que cuando estaba el árbol de la abundancia no se cuidó y así, se iba secando el árbol, sus frutos, se iban deteriorando sus raíces y toda su vida. El árbol de la ilusión es ilusión y nada más. Comparado con estos tiempos actuales, los seres humanos estamos cuidando el árbol de la ilusión. Muchas de las cosas que creemos que es realidad o es verdad, es ilusión, pero le damos la comprensión o la fuerza de que fuera una verdad, por eso tenemos que desaprender muchas cosas que no son necesarias para la existencia y hay cosas que parecen tan sencillas pero que son tan trascendentes, como creer que venimos a este mundo para ser felices y si logramos resolver eso pues resolveríamos muchas cosas.
Y desde luego la felicidad no se considera como un estado sentimental o emocional o afectivo individual, sino que en mi felicidad está el como soy feliz en mi relación con los demás, con la familia, con el territorio. Con lo que es el mundo visible y los estados de vida que existen. Por eso es importante definir algunas cosas como esas, de las cuales a veces no hablamos porque estamos pendientes de resolver algunas cosas de lo material, que seguramente nos dará para eso, pero es imposible resolver todo eso cuando todavía nos hace falta resolver cosas y todo ese principio del orden que hablamos al comienzo. 
Los creadores de la vida creo que no nos dejaron esto para que no fuéramos felices, pero no existía ningún tipo de competencias entre los quehaceres u oficios que realizaban cada uno, sino que ser feliz y dando todo el amor en todo lo que se hace, que es sembrar la tierra, hacer el arte, la música, la medicina. Cualquiera de las acciones que se den, eso hay que retomar. Es una gran necesidad que trasciende lo humano.
Cosas como estas son definitivamente lo que hay que apuntar, por eso toma razón de ser una forma de pensamiento tradicional, de la tierra, lo natural. A veces se tiene temor de pensar que volver a unos principios tradicionales es retroceder y negarse a reconocer un mundo en su máxima expresión, desde la mirada y el pensamiento occidental. Aquí nace otra línea que debe ser importante, abrazar los dos mundos, sin negar lo uno ni lo otro, que podamos hacer una *zaranda (maya en la cual echas un material que se filtra y al  mezclase se enriquece; que es lo más necesario).
En la vida pasamos consiguiendo cosas que las tenemos, acumulamos y le damos mucho valor y puede ser que no sean ni tan esenciales ni tan necesarias. En eso también tenemos que trabajar, en deshacernos de cosas que no nos permiten ver más allá. Mas allá de lo que vemos esta la realidad, pero más allá de la realidad está la verdad. Eso es también lo que nos ha confundido. Eso desde luego es un proceso también largo y central en procesos de formación periódicos porque no podemos implantar, hay que ir despacio, como el que aprende a tejer, no podemos con la primer puntada, terminar de hacer la mochila, son muchas puntadas; pero igual cuando sembramos la tierra, uno no siembra hoy y mañana cosecha, aunque de cierta manera sí, pero hay que cuidar todo ese tiempo de sembrar, de antes de sembrar, hasta poder tener la cosecha saber qué hacer con esa cosecha, porque no solamente es cosechar. 
Una mirada de estas nos hace ver que hay retomar muchas cosas, el arte, el oficio, la música, la familia, la medicina, la práctica de caminar, de reconocer y cuidar, valorar y pagar un territorio. Porque cuando hacemos así, evitamos que llegue enfermedad al territorio, a la gente, a la comunidad y eso se hace en trabajos colectivos. Esto, en algunos lugares, lo llaman la minga o el combite.

Canción hecha al Taita, al abuelo (significado de sabio), José Pereira www.youtube.com/watch?v=Pmtyf6f2bFY