La Guajira está ubicado en el extremo noreste del país, en la región Caribe, limitando al norte y este con el mar Caribe (océano Atlántico), al sureste con Venezuela, al sur con Cesar y al oeste con Magdalena. Su capital es Riohacha. Su territorio está constituido por la peninsula de la Guajira, en su centro por una bajiplanicie; y al sur con partes de la sierra Nevada, la serranía del Perijá y la planicie aluvial de los rios Ranchería y Cesar. Está conformada por 15 municipios. Desde la década de 1970 ha sido punto de llegada de movimientos poblacionales e inmigraciones de países de Medio Oriente, hecho que ha ocasionado un crecimiento poblacional acelerado que a su vez genera una riqueza demográfica. En su territorio se encuentran tres parques naturales, cinco pueblos indígenas y una gran comunidad árabe que ha tenido un trascendental papel en su economía. Wikipedia, Fundación Wikimedia, 2019
CLIMATOLOGIA
El territorio indígena de La Guajira se concentra en los municipios de Barrancas, Distracción, Fonseca, Maicao, Uribia, Manaure y Riohacha, y en el Estado de Zulia en Venezuela. El Municipio de Manaure, donde se desarrolló el proyecto, cubre 1.643 km2, y su caso urbano se encuentra a 63 km de Riohacha, la capital del departamento. La Guajira está bañada por los ríos Ranchería (Colombia) y el Limón (Venezuela). La región habitada por los wayuu se caracteriza por su clima cálido, seco e inhóspito, permanece todo el año con temperaturas entre los 28° y los 38 °C, y debido a las altas temperaturas y a la intensidad de los vientos, la evaporación es muy alta. Los vientos del nordeste ocasionan la época de mayor sequía.
ECONOMÍA
En La Guajira, la minería representa el 70% de la economía, e incluye la explotación de sal marina y las reservas de gas natural en Manaure (producción de 500 millones de pies cúbicos al día, en las estaciones de Chuchupa y Ballenas), y la del carbón lignito, turba y hulla en los yacimientos de los municipios de Maicao, Albania, Hatonuevo, Fonseca y Barrancas. La mina de El Cerrejón, la más grande a cielo abierto del mundo, produce anualmente 32 millones de toneladas de carbón, las cuales corresponden al 50% de las exportaciones carboníferas colombianas que, a su vez, son el 30% de las exportaciones tradicionales del país. Por otra parte, la producción de esta mina constituye el 55% del Producto Interno Bruto (PIB) de La Guajira (Robledo, 2014). Anualmente, las entidades territoriales y nacionales reciben miles de millones de pesos anuales por conceptos de impuestos y regalías por parte de la actividad de las empresas mineras, las cuales, además, aportan numerosas obras de responsabilidad social. A pesar de la magnitud de estas cifras, resultante de la exploración de 69.000 hectáreas suelo guajiro y de las regalías de las empresas mineras, existen altos índices de desnutrición, de mortalidad y de pobreza en las comunidades indígenas que determinaron la priorización de esta población en el proyecto. Las entidades territoriales de la región han buscado desarrollar diversas iniciativas de modernización de sus instituciones públicas, no obstante, estos propósitos han chocado con el fenómeno de corrupción. En esta última legislatura 2019, han sido destituidos 7 gobernadores debido a irregularidades en la celebración de contratos. En este contexto complejo, la articulación y coordinación interinstitucional y sectorial constituye uno de los retos principales de las instituciones y sus funcionarios, las ONG, las autoridades y los líderes indígenas para enfrentar los preocupantes índices de desarrollo humano, dado que La Guajira es el departamento con la mayor concentración de pobreza extrema en el país, situación que se agrava en las comunidades indígenas.
CARACTERÍSTICAS CULTURALES DEL PUEBLO WAYUU
En cada comunidad, hay un sistema de rancherías (piichipala) que alberga predominantemente unidades familiares de parientes uterinos y forma un grupo de residencia definido por un corral colectivo, huertas, un cementerio, un molino —en algunas para bombear agua— o jagueyes (pozos artificiales de recolección de aguas lluvias), una red de cooperación e intercambio regulada por la reciprocidad entre parientes y el derecho de acceso a una fuente de agua local. En cada comunidad, predominan uno o más clanes, y su superposición puede dar lugar a tensiones interétnicas. Actualmente, subsisten 22 clanes, aunque por la dispersión y el crecimiento poblacional se han debilitado sus nexos internos.
Su economía se fundamenta en la crianza de ganado caprino que, en el pasado, era intensiva y fuente de prestigio social. También se practican algunas actividades agrícolas en sectores donde la humedad favorece el cultivo de maíz, plátano, patilla y algunas especias de leguminosas. La actividad de recolección es escasa, debido al tipo de vegetación del ambiente desértico (Amodio y Pérez, 2006, p. 11). En las últimas décadas, ha cobrado importancia económica el tejido debido a su venta a los turistas. De gran importancia cultural, esta práctica acompaña a la mujer wayuu desde su nacimiento. Al crecer, la niña, que se convertirá en señorita, practica el “encierro” (que antiguamente podría durar dos o más años). Este es un rito de iniciación en el cual amplía y practica las habilidades para hilar algodón y las complejidades del tejido de las mochilas, las hamacas, los chinchorros y las fajas, a la par que, mediante los consejos, accede a otros saberes culturales para la reproducción de la cultura. Del hombre, que también teje, no se espera el desarrollo de la notable habilidad y versatilidad del tejido que alcanzan las mujeres wayuu.
AGENTES SOCIALIZADORES
La familia wayuu es parte de la malla protectora de la vida y no se reduce a la familia nuclear, sino que incluye a los miembros de la familia extensa. Además de papá, mamá e hijos, forman parte activa abuelos, tíos, primos y demás parientes cercanos que comparten la vida cotidiana, especialmente de la línea materna. La madre, consejera y conductora de los principios morales y de participación en las actividades propias de los niños y las niñas, decide sobre el aprendizaje que requieren sus hijos, de acuerdo con la vocación de los miembros de su familia. El padre es el encargado de enseñar y orientar a sus hijos en los trabajos cotidianos como arüleejaa (pastorear), eichiijaa (explotar la sal), olojoo (pescar), apünajaa (cultivar la tierra) en tiempos de lluvia, construir las viviendas, buscar fuentes de agua, domar equinos, marcar los animales. Además, ayuda a construir la casa del encierro de su hija cuando llega el momento y recibe la dote que da paso al matrimonio. Hoy, con el agotamiento de los recursos naturales y las nuevas necesidades, los hombres permanecen largos periodos de tiempo fuera de su ranchería en procura de trabajo. La abuela, clave para la transmisión de conocimiento cultural, da consejos y enseña las principales prácticas culturales a la nieta durante la pubertad: tejido, comidas. El tío materno tiene la palabra en caso de faltas a la mujer y de la mujer: En la legislación nacional indígena, el tío materno es reconocido como una entidad de derecho público ante el Estado colombiano, y, entre sus deberes está el de mantener la cohesión interna dentro del grupo. Además, posee autoridad sobre los demás miembros del clan (Mesa Técnica Departamental de Etnoeducación, 2005). El piachi en lengua indígena ouutsü (mujer) y ouutshi (hombre), es el médico tradicional de la cultura. El putchipu (palabrero) interviene a favor de la resolución de conflictos entre las familias y las comunidades. La autoridad tradicional es una figura que se caracteriza por su sabiduría y su conocimiento sobre el territorio, los miembros de la familia, las fuenteshídricas, las necesidades de la comunidad, los lugares sagrados, el ciclo de la vida y la naturaleza. También tiene la capacidad y la palabra para orientar la gestión de conflictos, además, defiende la autonomía del territorio y los derechos de la comunidad y vela por su bienestar. Su título es elegido por línea matrilineal.
CUIDADO Y SALUD
El embarazo de la mujer wayuu ocurre por lo general durante el primer año de la unión de la pareja. Tanto para quedar embarazada, en caso de que no hayan podido, como para planificar, las mujeres toman jawaapia (remedios naturales naturales), ya que la maternidad tiene un gran valor en la cultura wayuu.Tradicionalmente, la mujer embarazada seguía unas recomendaciones para protegerse a sí misma y al bebé a partir de valores de la cultura. Por ejemplo, evitar el monte y a la culebra sarüt (demora el parto según su tamaño) o la kasiwaanou (lo acelera), evitar comer iguaraya y ciertas aves para que no causen daño al niño, no ir al jagüey, ni salir de noche, esto con el fin de evitar los espíritus malignos, no ir a velorio ni entierro de personas asesinadas, no comer rabo de chivo (descontrola la sexualidad de la niña). Así mismo, ouutsü está pendiente del bebé para evitar las enfermedades por malas energías (UNICEF, Universidad de La Guajira e ICBF).
El parto, por lo general, es atendido en la casa, aunque algunas mujeres jóvenes acuden a los hospitales. Las mujeres de las zonas del proyecto suelen hacerlo en sus territorios para conservar la placenta y enterrarla. El parto generalmente es atendido por la abuela, por parteras o en algunos casos por la misma gestante. Se lleva a cabo con la madre acostada o sentada sobre un asiento de madera llamado tulu, hecho del árbol conocido como patsua. Cuando el parto lo realiza la madre sentada, esta pone su espalda contra un chinchorro colgado y extiende sus brazos tomándose del mismo, frente a ella está dispuesta una capa de arena, cubierta con una sábana para colectar la sangre que derrame la madre y después poder disponerla fuera de la casa. (UNICEF y otros, p. 31). En caso de que el parto se complique, se llama a la partera o se transporta a la mujer al hospital si las distancias lo permiten (Amodio y Pérez, 2006).
ESCASEZ DE AGUA, UNO DE LOS MAYORES PROBLEMAS QUE PRESENTA LA REGIÓN DE LA GUAJIRA
La más grande de las necesidades de las comunidades en La Guajira es el agua. Su falta es la causa básica de la inseguridad alimentaria y la crisis humanitaria que experimentan grandes sectores de su población, especialmente las comunidades indígenas. El Estado promete invertir una considerable cuantía de recursos en el proyecto Guajira Azul, hecho obligado por las medidas cautelares de la CIDH por la mortandad de infantes. Ya antes habíamos escuchado la solución del acueducto regional como segunda fase de la represa del Ranchería; pero seguimos esperando. La falta de agua genera los problemas más serios en la vida de todos. La desnutrición que ha cobrado la vida de muchos niños es lo que debería mantener en alerta a todas las autoridades y en eso concentrar todos los esfuerzos y recursos. El agua es el elemento identificado por todas las instituciones y actores que han visitado La Guajira como la necesidad prioritaria. Por esta razón constituye la fuerza mayor para converger y tomar como principal bandera de lucha de los movimientos cívicos, sociales, sindicales y políticos. La Eterna Batalla por el Agua que se libra en La Guajira, Martín López González, , revista Las2Orillas, Marzo 29/2019. https://www.las2orillas.co/la-eterna-batalla-por-el-agua-que-se-libra-en-la-guajira/